La democracia siempre estará en peligro, no existen democracias plenamente consolidadas porque ella es un proceso que se verá amenazado por el populismo, la antipolítica, las deslealtades y los egos de los líderes,así que podrá retroceder, avanzar, estancarse.La amenaza del autoritarismo siempre estará presente y por ello es que es necesario velar para que sea perfectible cada día.

La democracia plena siempre será una esperanza por alcanzar, pero dependerá de los demócratas tratar que esto sea posible, lograr que sea un proceso perfectible en ascenso. ¿En qué debemos pensar? No basta con tener elecciones, éstas deben ser transparentes y competitivas, -un aspecto no negociable si hablamos de democracias en sentido general-, pero hay otros aspectos por lo que hay que luchar, por ejemplo, la igualdad de oportunidades que redundará en opciones políticas para todos por igual, luchar contra la pobreza es perfeccionar la democracia, la pobreza genera exclusión y disminuye las opciones políticas, cuando lo que hay que enfrentar es la escasez material, es muy difícil pensar en libertades y opciones políticas si lo cotidiano es la sobrevivencia.

Entonces el proceso perfectible está directamente relacionado a las actitudes de los demócratas en relación a los problemas de la sociedad, no sólo a lo político sino a lo social, a los hechos que ocurren en la sociedad que no permiten una verdadera inclusión en todos los aspectos de la sociedad que redundará en mayores derechos políticos.

La pobreza es una amenaza para la democracia y la existencia de un gran número de personas en pobreza extrema es una amenaza extrema, y por allí se abre un obscuro agujero por donde pueden pasar el populismo, los mesías carismáticos ofreciendo mejoras cortoplacistas a tal situación, la mayoría de las veces a costa de la libertad, el cortoplacismo, prometiendo una redistribución de un ingreso que no existe y que no se genera sin productividad.

Vale una reflexión sobre los principios de la justicia para J. Rawls y sobre la igualdad de oportunidades en el liberalismo:

La interpretación liberal de los dos principios intenta, pues, mitigar la influencia de las contingencias sociales y de la fortuna natural sobre las porciones distribuidas. […] Los arreglos del libre mercado deben tener lugar dentro del marco de instituciones políticas y jurídicas que regulen las tendencias generales de los sucesos económicos y preserven las condiciones sociales necesarias para la justa igualdad de oportunidades. […] Las probabilidades de adquirir conocimientos y técnicas culturales no deberían depender de la posición de clase; así mismo, el sistema escolar sea público o privado, debería ser diseñado para destruir las barreras de clase. (Rawls, 1993: 95)

«…el concepto de educación cívica permitirá una calidad superior de ciudadanos que redundaría en una mejor y fortalecida democracia.»

Es por ello que buscar la igualdad de oportunidades en la sociedad redundará en una mejor y mayor democracia, para ello la educación como medio de crecimiento personal es una de las grandes herramientas intelectuales y tecnológicas para mejorar la condición de las personas y si agregamos el concepto de educación cívica, tendremos entonces una calidad superior de ciudadanos que redundaría en una mejor y fortalecida democracia.

En otro orden de ideas en relación a las amenazas, la existencia de una institucionalidad formal no es condición suficiente para hacer un buen gobierno para y por la gente, pero sin una sólida institucionalización la amenaza a la democracia puede que se convierta en un hecho inminente, este problema se evidencia en los países de reciente democratización en las que, la fragilidad institucional, pone en riesgo el proceso democrático y allí, al hablar de reciente, hacemos referencia a los años de vida ciudadana en democracia.

«La sociedad es algo vivo y cambiante y en sus avatares cotidianos la institucionalidad deberá demostrar su fortaleza, de no ser así,fragilidad institucional puede poner en peligro la democracia.»

Podemos tener países de vida democrática prolongada de pronto interrumpida por una dictadura como puede ser el caso chileno con el período de Augusto Pinochet o el caso venezolano, que durante más de medio siglo estuvo gobernada por regímenes militares y es apenas en la segunda mitad del siglo pasado que inicia un proceso democrático en 1958, la historia de la institucionalidad democrática es completamente distinta en ambos países, porque la fortaleza de la misma está en directa relación al tiempo en que ella es ejercida. La sociedad es algo vivo y cambiante y en sus avatares cotidianos la institucionalidad deberá enfrentar momentos en los que debe demostrar su fortaleza, de no ser así, puede ocurrir como en el Venezuela en la actualidad que la fragilidad institucional ha puesto en peligro la democracia.

En relación al tema, otro de los peligros son los liderazgos mesiánicos, incluso en las democracias avanzadas y de larga data pueden llegar líderes que intenten hacer creer a los electores que con ellos el país recuperará su linaje y posición en el mundo, y que dirigirá su mensaje a quienes se sientan disminuidos en la sociedad, buscando en un tercero la explicación a los problemas de la sociedad, tal vez incluso, planteando una batalla imaginaria entre el bien y el mal como rescate del gentilicio del país.

Mucho más grave son éstos liderazgos en jóvenes democracias pues la cantidad de problemas no resueltos es mucho mayor y allí la insatisfacciones de necesidades y aspiraciones es un ambiente favorable para que los electores se vean fascinados por encantadores de serpientes que aspiran a gobernar la nación para luego sí, por mecanismos poco democráticos, dar respuesta a los problemas y cuya población posiblemente acepte la “ausencia de democracia” por un supuesto bien mayor, por una promesa para la solución de sus problemas, en un discurso mítico donde necesito más poder o poder absoluto para entonces ayudarles.

«Para no caer en espejismos de soluciones mágicas y para superar las crisis para avanzar y no retroceder,es necesario entender que la democracia es un proceso continuo de mejoramiento»

En conclusión hay que comprender que siempre existirá amenazas a la democracia y es necesario reforzar toda clase de mecanismo para que la misma sobreviva a la situación de inminencia, para no caer en espejismos de soluciones mágicas, superar las crisis para avanzar y no para retroceder, para ello es necesario entender que la democracia es un proceso continuo de mejoramiento, que no existe ninguna que esté excepta de peligros y tentaciones que podrían debilitarla, es decir, ninguna es perfecta sino perfectible.

 

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