Mucho se he escrito en los últimos tiempos sobre la importancia de la sociedad civil y su papel en la combinación de intereses, pero si nos atenemos al verdadero sentido de ella comprenderemos que dejamos de lado aspectos importantes, definamos lo que ella representa.

Por sociedad civil debe entenderse a la comunidad organizada, que puede estar constituida por asociaciones de vecinos, intelectuales, profesionales, sindicatos, grupos religiosos, entre otros, que se organizan de acuerdo con sus valores para solidariamente defender y satisfacer sus intereses. Vale destacar que:

Con <<sociedad civil>> nos referimos a aquella arena de la comunidad política en que grupos, movimientos e individuos autoorganizados y relativamente autónomos intentan articular valores, crear asociaciones y solidaridades y satisfacer sus intereses. La sociedad civil puede incluir diversos movimientos sociales (por ejemplo, grupos de mujeres, asociaciones vecinales, agrupaciones religiosas y organizaciones intelectuales) y asociaciones pertenecientes a todos los estratos sociales (sindicatos, grupos empresariales y asociaciones profesionales (Linz y Stepan, 1996: 33)

Una robusta sociedad civil, que establezca las redes de solidaridad y resolución de conflictos, en la que los particulares se asocian para atender situaciones que los vinculan, es decir, donde los ciudadanos se organizan para la defensa de sus intereses tanto frente al Estado como de cara a la sociedad política, es fundamental para el desarrollo y consolidación de la democracia, porque su existencia le dará fortaleza al sistema político, impidiendo que alguno de estos factores olvide dar respuesta a necesidades específicas.

Pero no es la sociedad civil la que deberá convertir las demandas de la población en una articulación de intereses ya que como hemos definido ella se ocupa de los intereses particulares, para ello requerimos de otro tipo de organización y es allí donde aparecen los partidos políticos, últimamente un tanto olvidados y disminuidos en su importancia.
Vale destacar que en la sociedad contemporánea es el partido político la estructura diseñada para la combinación de intereses de la población en general, aquella unidad organizativa que puede traducir las demandas en articulación de intereses para dar respuesta a las mismas en el sistema político, algo que por sus características no le compete a la sociedad civil.

«Los partidos han descuidado sus funciones y se han desconectado de muchas de sus funciones básicas, lo que ha dado como resultado cierto desapego de la ciudadanía hacia la institución partidos políticos.»

Así pues es necesario reivindicar en la discusión contemporánea sobre democracia la importancia de los partidos políticos y su papel especialísimo en la conducción de las demandas de la población. Tal vez parte de los problemas que se presentan en la actualidad es que los partidos han descuidado sus funciones y se han desconectado de muchas de sus funciones básicas, lo que ha dado como resultado cierto desapego de la ciudadanía hacia la institución partidos políticos.

En este orden de ideas vale señalar que no hablamos de militancia política partidista, sino del interés que debe existir en la ciudadanía sobre los partidos como órganos de expresión y canalización de las demandas, así como de la renovación permanente de la discusión ideológica sobre sus fines y conquistas.

Recordemos algunas de sus funciones (Almond y Power, 1972) que hace eficiente a un partido político, en primer lugar la posibilidad de realizar movilizaciones para actividades de carácter político para el logro o la conquista de nuevos derechos políticos, temas de interés como el cambio climático, problemas específicos de comunidades que demanda atención para un tema en particular, con lo cual van marcando nuevos valores en el aspecto político en las comunidades y que por ser de carácter general lo corresponde a ellos canalizar las demandas generales.

“La actividad política partidaria puede modelar la cultura política en las dimensiones cognitiva, afectiva y evaluativa” (Almond y Powell, 1972:112)

En segundo lugar está la socialización política, una función fundamental de los partidos políticos que no puede ser delegada y que tal vez en los últimos tiempos ha sido un tanto descuidada, en primer lugar está el reforzamiento de la cultura política existente en el sistema político, a fin de conservar las normas vigentes y en segundo lugar, y no menos importante, también está el impulsar los cambios significativos que los nuevos tiempos exigen en un proceso de ir acompañando a la ciudadanía, no solamente a su militancia, en la renovación de la cultura política para dar cabida a las nuevas tendencia de la vida moderna, “La actividad política partidaria puede modelar la cultura política en las dimensiones cognitiva, afectiva y evaluativa” (Almond y Powell, 1972:112) logrando así una mayor cohesión dentro del sistema político.

Otro aspecto importantísimo dentro de las funciones de los partidos políticos está el reclutamiento de élites para ejercer las funciones políticas y que es de vital importancia en la renovación de los cuadros y generación de relevo. El partido debe velar por la formación y desarrollo de los miembros del partido con el fin de tener personal altamente competente para el ejercicio público y debe esforzarse para que sus candidatos y quienes tengan que ejercer función pública estén lo mejor formado, con estudios y formación para un eficiente y eficaz desarrollo y por sobre todo que existan generaciones de relevo para que el partido se fortalezca a lo largo del tiempo.

La articulación de intereses, socialización política y reclutamiento de élites solamente lo pueden hacer los partidos políticos ya que ellos se ocupan de la totalidad de la ciudadanía y no de intereses particulares y si alguna discusión es importante en la actualidad es el papel que cumplen los partidos políticos en la democracia contemporánea, si ellos se desvinculan de su función de articulación de intereses, tendremos a una población que no se encuentra representada en sus partidos y en consecuencia lo más probable es una aumento preocupante de la abstención.

«Los partidos políticos no pueden despertar las pasiones de los primeros tiempos en su aparición en el sistema político, pero siguen siendo canales fundamentales para el desarrollo de la democracia»

Es evidente que en un mundo como el actual, imbuido en redes sociales y formas de comunicación tecnológicas, los partidos políticos no pueden despertar las pasiones de los primeros tiempos en su aparición en el sistema político, pero siguen siendo canales fundamentales para el desarrollo de la democracia, no es posible una democracia sin ellos; lo cierto es que deben renovarse para volver a ser el puente de comunicación entre las demandas de la población y el sistema político y que los ciudadanos tengamos referentes a los cuales asirnos en la solución de nuestros problemas, además de tener candidatos para elegir en el ejercicio soberano del voto.

Bibliografía
Almond, GA y Powell GB.(1972) Política comparada. Una concepción evolutiva. Edit. Paidos. Buenos Aires
Linz, J.y Stepan, A. (1996).Hacia la consolidación democrática. En La Política.
Revista de estudios sobre el Estado y la sociedad. (No. 2). Madrid: Paidós Ibérica

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