Como bien lo menciona Nancy Requena y Tomas Straka, los sistemas democráticos no sólo han estado en constante peligro, sino también, la ausencia de democracias consolidadas ha permitido en la historia política abrir el camino a hiperliderazgos populistas tales como el de Vladimir Putin en Rusia, el de Recep Erdoğan en Turquía, Hugo Chávez en Venezuela y un largo etc. Más allá de estos populismos, un creciente riesgo para las democracias lo suponen los dictadores personalistas -dictadores que concentran todo el poder en sus manos sin estar limitados por otras élites políticas o de poder como la militar, civil, o de partido único. Hoy día, el 40% de los regímenes del mundo están en manos de dictadores (Kendall-Taylor, Frantz, y Wright, 2017) y la mayor parte de ellos son de corte personalista. Esto contrasta con los dictadores de corte militar de décadas previas en donde el líder dependía de la junta militar.

«Aunque las practicas distan mucho de los dictadores, presidentes en regímenes democráticos rechazan cada vez más el rol de los medios de comunicación, buscando de alguna manera que los mismos medios se autocensuren.»

El surgimiento y permanencia de estos dictadores personalistas a nivel mundial es una preocupación ya que están marcando la forma en cómo los dictadores de hoy ganan poder, determinan los límites institucionales, consolidan el control, y regulan la alternabilidad de poder. En el período de post Guerra Fría, por ejemplo, los dictadores personalistas se han caracterizado por tomar el poder a través de elecciones, inclinados posteriormente a cambiar instituciones, constituciones, y enviar disidentes políticos a prisión o al exilio. Sin embargo, algunas democracias también empiezan a mostrar rasgos personalistas (Levitsky y Ziblatt, 2018). Aunque las practicas distan mucho de los dictadores, presidentes en regímenes democráticos rechazan cada vez más el rol de los medios de comunicación, buscando de alguna manera que los mismos medios se autocensuren. Igualmente, líderes personalistas en regímenes democráticos empiezan a cuestionar la validez de los sistemas electorales, el balance de poder, y la legitimación de contendientes opositores. El problema, quizás, que se vislumbra más grave es la falta de los partidos políticos y canales institucionales para frenar el ascenso de este tipo de liderazgo.

Así bien, ¿por qué es importante entender los personalismos para defender la democracia y la democratización en el mundo? La irrupción de los personalismos a lo largo y ancho del mundo son una especie de llamado de alerta para las democracias. Primero, en recientes décadas, ha surgido un número importante de publicaciones en ciencia política sobre el autoritarismo (Geddes, Wright, y Frantz, 2018) y el uso de la fuerza militar en las relaciones internacionales. Esta línea de investigación se ocupa de la idea de que, si bien los regímenes monárquicos y militares suponen una amenaza real para los valores democráticos, es en realidad los dictadores de estilo personalistas los que son motivo de mayor preocupación, ya que tienden a ser más agresivos en la política internacional (Weeks, 2014) y más propensos a atacar regímenes democráticos empleando la cooperación internacional con otros regímenes autocráticos.

«En el caso de los líderes personalistas, las sanciones tienden a tener un efecto mayor al que si fueran implementadas hacia regímenes militares o dictaduras civiles. Esto se debe a la debilidad institucional en regímenes de corte personalista- ya que las instituciones se sustentan sólo en el líder- y a la dependencia a las rentas y ayuda externa.»

Segundo, no todos los dictadores son iguales debido a una serie de características, entre otras, la sociedad que gobiernan, la cultura, el sistema económico, el líder que gobierna, y la élite que acompaña al líder. Esta realidad supone una compleja trama de retos para las democracias a la hora de establecer claros lineamientos en sus políticas exteriores. Por ejemplo, hoy día, la sanción económica es quizás la herramienta más utilizada por aquellos países que en realidad tienen la capacidad de cortar el patrocinio económico y político a dictadores. En el caso de los líderes personalistas, las sanciones tienden a tener un efecto mayor al que si fueran implementadas hacia regímenes militares o dictaduras civiles. Esto se debe a la debilidad institucional en regímenes de corte personalista-ya que las instituciones se sustentan sólo en el líder- y a la dependencia a las rentas y ayuda externa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, a lo largo de la historia de la implementación de estas sanciones internacionales, éstas no han servido para cambiar la actitud de los dictadores. Esto se debe a múltiples razones entre las que se encuentran (1) la imposición de sanciones desde un solo país -mayoritariamente Estados Unidos- pero no sanciones multilaterales que vengan como parte de un frente común de varios países; (2) el hecho de que las sanciones por sí solas no están diseñadas para cambiar el comportamiento de los dictadores; (3) la debilidad de otros actores políticos en dichas dictaduras para hacer presión a nivel doméstico; y (4) la capacidad de estos dictadores para balancear el impacto de las sanciones a través de la cooperación con otros países -usualmente, otros dictadores-.

Tercero, los personalismos no deberían de entenderse simplemente como un tipo de régimen, pero como una característica que agrupa diversas prácticas para moldear el poder. Por ello los personalismos son tanto un problema en dictaduras como en democracias. Por un lado, el culto a la personalidad en regímenes dictatoriales viene acompañado de ciertas características como mala gobernanza, decisiones erráticas y aventurismo internacional, altos niveles de violencia, y la eliminación de líderes opositores que puedan suponer un problema para la supervivencia política del líder. Igualmente, los partidos políticos son debilitados -incluyendo los formados por los propios dictadores-ya que más allá de la aventura electoral, no tienen poder alguno sobre el líder. Tal ha sido el caso de Rusia Unida y Vladimir Putin. Por otro lado, en el caso de las democracias, sin embargo, se empiezan a ver prácticas como un discurso polarizador, nombramiento de miembros de gabinete que no suponen un problema para el líder, rechazo a los sistemas electorales por considerarlos viciados, ataques constantes a los medios de comunicación, y partidos políticos que pierden fuerza ante el poder de decisión del presidente o el líder. Lo más trágico es que una vez las democracias desmejoran y transitan hacia dictaduras de corte personalista, estas son las más difíciles de revertir.

«Más concretamente, los signos más peligrosos de los personalismos en democracias son las frustraciones personales de los líderes que van relacionadas con los flujos migratorios y crisis de refugiados; la desaceleración de la economía; la percepción de que los partidos políticos clásicos son un especie de nido de corrupción y la salvación está en las manos de una sola persona…»

Elites políticas de ambos mundos, tanto democrático como autoritario, están teniendo un poder cada vez más ilimitado que va más allá de derechas e izquierdas. Dadas las tendencias, es importante reconocer los signos de personalismos para evitar que las democracias se debiliten y en algunos casos transiten hacia regímenes dictatoriales. Más concretamente, los signos más peligrosos de los personalismos en democracias son las frustraciones personales de los líderes que van relacionadas con los flujos migratorios y crisis de refugiados; la desaceleración de la economía; la percepción de que los partidos políticos clásicos son un especie de nido de corrupción y la salvación está en las manos de una sola persona; el desmantelamiento de las instituciones y normas que favorecen la transparencia y la separación de poderes; y finalmente, el hiper control que obtienen los presidentes sobre el comité y funcionamiento de sus propios partidos.

Referencias

Geddes, Barbara; Wright, Joseph; y Frantz, Erica (2018) How Dictatorships Work. Cambridge University Press.

Kendall-Taylor, Andrea; Frantz, Erica; Wright, Joseph (2017) Why personalism rules. Foreign Affairs. https://www.foreignaffairs.com/articles/2016-09-26/new-dictators

Levitsky, Steven y Ziblatt, Daniel (2018) How Democracies Die. Crown.

Weeks, Jessica (2014) Dictators at War and Peace. Cornell Press.

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